miércoles, 6 de abril de 2011

La caballería en la Empresa de Inglaterra de 1588

La fuerza de desembarco destinada a la Empresa de Inglaterra estaba compuesta por dos grandes contingentes: el primero, embarcado en la Armada, estaba constituido por unidades de infantería; el segundo, desgajado del ejército de Flandes, contaba también con un cuerpo auxiliar de caballería.

En la táctica de la época, el tercio era la unidad básica de combate, la que había de llevar a cabo el esfuerzo principal. Las unidades de caballería, normalmente pequeñas, llevaban a cabo misiones secundarias de protección de las comunicaciones, suministros propios y hostigamiento de los del enemigo; aparte de otras, como son la explotación del éxito, diversión y protección de retiradas.

Después de muchas variaciones en los planes iniciales, la fuerza de caballería que embarcó en la Empresa de Inglaterra se acercó a los 1.000 jinetes: 2 compañías de la guardia del Duque de Parma, 5 compañías de arcabuceros y 15 compañías de lanzas (6 españoles, 8 italianos, 1 albaneses). Quedaba en reserva, para la segunda oleada del desembarco cuando ya estuviera asegurada una buena cabeza de playa, la caballería pesada flamenca y los mercenarios alemanes.


La caballería en Flandes

La distinción clásica de los cuatro institutos (hombres de armas, caballos ligeros, arcabuceros a caballo y herreruelos) sufre en la práctica variaciones, convirtiéndose en dos: caballería pesada y ligera.

La caballería pesada estaba integrada por los grandes señores flamencos y sus feudatarios, reclutados para ocasiones especiales por tradición medieval, no eran permanentes. Su armamento y manutención corrían a cargo de los reclutadores. Su misión era la de defensa del territorio y ofensivas de corta duración en países limítrofes. Formaban en “bandas” de unos 3.000 jinetes, mandadas por un capitán con un teniente o lugarteniente y su abanderado, su trompeta, capellán y herrador. Estaban armados unos con lanza larga, estoque, cuchillo y maza; otros con armas de fuego (normalmente arcabuz) eran denominados, por tradición, Archeros. Habían abandonado, para defenderse más fácilmente, las piezas más pesadas y menos útiles de la armadura, como son las perneras y calzado de hierro.

Su misión táctica consistía en destruir la caballería pesada enemiga para cargar, acto seguido, sobre la infantería y romper su formación; avanzaban en masas compactas y regulares por zonas donde el terreno lo permitía. Su fuerte coraza les protegía de la pelotería (granizada de balas) menor enemiga. Estos caballeros constituían una genuina representación de la capacidad de choque del arma de caballería.

La caballería ligera constituía la única fuerza montada de carácter permanente, con misiones de patrulla de zona y protección de poblaciones en el aspecto defensivo y, en el ofensivo, perseguir al enemigo fugitivo, librar combate y entablar escaramuzas.

Los manuales de disciplina militar distinguían hasta cuatro tipos de caballería ligera; sin embargo, en la práctica la distinción era mucho más sencilla: lanceros y arcabuceros a caballo. El porcentaje aunque variable a lo largo de la época venía a ser, normalmente, de 3 compañías de lanzas por una de arcabuceros (arcabuz de reducido calibre y espada). Fueron la necesidad, la táctica y las circunstancias las que en todo momento determinaron el número. También la nacionalidad de los jinetes: españoles, italianos, albaneses y valones, principalmente.

Un tercer tipo de caballería, difícilmente encuadrable por sus amplísimas variaciones, era el constituido por los “herreruelos” o “reiters”, enrolados en los países limítrofes de lengua alemana para una empresa concreta, una vez terminada ésta, disolvían sus unidades. En esta época habían sustituido la lanza, arma tradicional, por la pistola de rueda y normalmente formaban regimientos de 1.500 hombres vestidos de oscuro.

Su táctica de combate consistía en acercarse al enemigo hasta estar a tiro, soltar la rociada y retirarse de nuevo rápidamente.

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