domingo, 23 de enero de 2011

Boston Tea Party

Motín del té de Boston

Está de actualidad, y no solo por la matanza de Tucson, el nombre de los Tea Party. Desde la óptica cerrada de los estadounidenses más apegados al terruño significa libertad y autodeterminación, aunque esta palabra suene muy izquierdosa para un yanqui.


No taxation without representation
(No a los impuestos sin representación parlamentaria) fue el lema que encabezó las protestas de los colonos ingleses de los trece iniciales estados norteamericanos contra la Stamp Act (Ley del Timbre) de 1765 y las Townshend Acts (Leyes de Townshend) que establecieron impuestos a las colonias sin autorización parlamentaria, contraviniendo el principio de legalidad establecido en la histórica Carta Magna.
La irritación de los colonos llevó a la creación de grupos rebeldes como los Sons of Liberty (Hijos de la Libertad) que, clandestinamente, organizaban boicots contra la, a su juicio, injusta imposición del gobierno inglés.
La gota que colmó el vaso fue la aprobación por el gobierno británico del Tea Act, disposición legal que otorgaba a la deficitaria Compañía de las Indias Orientales la exención de impuestos sobre la venta y distribución del té en las colonias. Este trato de favor permitía a la Compañía proporcionar a los consumidores una sustancial rebaja en los precios del té que entraba, en colisión con el ofrecido por los acaudalados colonos contrabandistas de té holandés quienes, paradójicamente, se pusieron del lado del principio de legalidad y organizaron protestas y algaradas para conseguir la revocación de la citada ley.

De todas las revueltas organizadas fue - por su originalidad y pintoresquismo - la llevada a cabo en Boston, el día 16 de diciembre de 1773 la que pasaría - con el nombre de Boston Tea Party - a la historia de los Estados Unidos.

Así, a finales de noviembre de 1773, tres barcos de la Compañía Británica de las Indias Orientales atracaron en el puerto de Boston con la intención de descargar un importante cargamento de té. Infructuoso propósito, ya que durante más de una quincena los bostonianos espoleados por, entre otros, Samuel Adams y John Hancock (futuros padres de los Estados Unidos) invadieron multitudinariamente los muelles para impedir que se procediera a la descarga y distribución de la mercancía.

Mientras, durante la siguiente quincena, los Sons of Liberty planeaban en secreto y minuciosamente un golpe de efecto como desafío a la autoridad británica.

Así, la noche del 16 de diciembre se convocó una Asamblea de Protesta a la que acudieron más de 8.000 personas. Durante su transcurso, un centenar de Hijos de la libertad, ataviados como indios Mohawk, la abandonaron con sigilo para - armados con hachas y cuchillos - abordar los buques y, en menos de tres horas, tirar a la bahía de Boston 45 toneladas de hojas de té.

A pesar de las inevitables represalias inglesas (acciones punitivas, declaración del estado de excepción), el extravagante acto de rebelión inspiró acciones similares en el resto de los estados, y no tardó en adquirir la categoría de simbólico. Hoy en día se considera como un acto precursor de los sucesos que culminarían, tan solo seis años más tarde, en la histórica Declaración de Independencia de los Estados Unidos.

Resulta irónico, y muy inglés, que el acto de sabotaje realizado por unos contrabandistas contra una ley injusta (según ellos) diera lugar a la creación de un nuevo país que se arrogará en el futuro la defensa de la libertad y de la razón ante los déspotas de este mundo.

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