viernes, 7 de mayo de 2010

Una de piratas

Un marino mercante venía a ganar unas 20 libras al año allá por el año 1700; un pirata que tuviese un viaje afortunado podía ganar de 1.500 a 2.000 libras de una vez. Pero....

Los piratas codiciaban las joyas preciosas, el oro y la plata. Espcialmente deseaban las monedas que fácilmente divisibles en partes iguales. Aunque la mayoría de las veces el botín consistía en mercancías.

Como ejemplo podemos hablar de Calico Jack Rackham quién en un viaje de dos años capturó más de 20 naves, casi todas embarcaciones de pesca y pequeños mercantes. De una goleta consiguió “50 rollos de tabaco y nueve bolsas de pimientos secos”. También capturó: pares de medias de seda. Dos libro de papiro. Unos platos grandes de plata.

Además, por la sobreabundacia de tripulación en un barco pirata, para los piratas era un festín o el hambre.............a menudo esto último.

Cuando iban a tierra o capturaban un buque con una despensa bien surtida, exhibían su predilección por un sabroso plato llamado salmagundi. Una corrupción del francés medieval salemine, que significaba curado o muy condimentado.

Como base podía incluir cualquiera o todos los requisitos siguientes: carne de tortuga, pescado, cerdo, pavo, vaca, jamón, pato y paloma. Las carnes se asaban, cortaban en pedazos, se marinaban en vino con especies y luego se las mezclaba con repollo, anchoas, arenque en salmuera, mangos, huevos duros, corazón de palmitos, cebollas, aceitunas, uvas y cualquier otra verdura en salmuera que hubiera disponible. El conjunto luego se condimentaba mucho con ajo, sal, pimienta y semillas de mostaza aliñándolo con aceite y vinagre....
servido con jarras de cerveza y ron.



“En un servicio honesto hay raciones escasas, salarios bajos y trabajo duro; en éste, abundancia y hartazgo, placer y comodidad, libertad y poder; y quién no desnivelará la balanza de este lado, cuando todo el peligro que se corre por él, en el peor de los casos, es sólo una agria mira a morir ahorcado. No, mi lema es una vida feliz y breve.” Bartholomew Roberts.

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